La pitahaya, también conocida como la “fruta del dragón”, es una fruta exótica que ha ganado popularidad en los últimos años debido a su sabor único, su vibrante apariencia y sus numerosos beneficios para la salud. Originaria de América Central y del Sur, esta fruta se ha convertido en un cultivo importante en varias regiones del Perú, donde se aprovecha su adaptabilidad a diferentes climas y suelos.
La Pitahaya en Perú: Un Cultivo en Auge con Potencial Exportador
La pitahaya, ha experimentado un notable crecimiento en el Perú en los últimos años, consolidándose como un cultivo prometedor con un gran potencial exportador.
El cultivo de la pitahaya en Perú tiene sus raíces en la selva peruana, donde crecía de forma silvestre desde tiempos ancestrales. Sin embargo, su transición hacia un cultivo comercial y su posterior expansión a las regiones costeras se dio en las últimas décadas, impulsado por la creciente demanda interna y el potencial exportador de esta fruta exótica.
En el Perú, se cultivan principalmente dos variedades de pitahaya:
- Pitahaya roja: Es la variedad más común, con pulpa roja y piel rosa. Su sabor es dulce y ligeramente ácido, con una textura suave y jugosa.
- Pitahaya amarilla: Esta variedad tiene pulpa blanca y piel amarilla. Su sabor es más suave y menos ácido que la pitahaya roja, con un aroma floral delicada.
Inicio de la Comercialización
Si bien la presencia de Pitahaya en la selva peruana se remonta a siglos atrás donde comunidades indígenas la consumían y utilizaban con fines medicinales, su cultivo a gran escala y su comercialización se desarrollaron de manera más reciente.
A partir de la década de 1990, se comenzaron a realizar los primeros intentos de cultivar pitahaya de manera comercial en la selva peruana, principalmente en las regiones de San Martín y Ucayali. Estos esfuerzos iniciales se centraron en la producción para el mercado local, abasteciendo principalmente a las ciudades cercanas.
Expansión a la Costa y Auge Exportador
A partir del año 2010, el cultivo de pitahaya experimentó un punto de inflexión con su expansión hacia las regiones costeras. La adaptabilidad de esta fruta a diferentes climas y suelos, sumada a la creciente demanda internacional, impulsó su cultivo en zonas como Piura, Lambayeque, Ica y Lima.
La costa peruana, con su clima cálido y suelos fértiles, resultó ser un entorno propicio para la pitahaya, permitiendo obtener cosechas de alta calidad y rendimiento. Además, la cercanía a los puertos facilitó el acceso a los mercados internacionales, impulsando las exportaciones.
Evolución de las Exportaciones
Las primeras exportaciones de pitahaya peruana se registraron a finales de la década de 2010. Desde entonces, el sector ha logrado un avance significativo.
En el primer semestre de 2024, las exportaciones alcanzaron un destacado hito, con envíos por un total de 1.3 millones de USD y un volumen de 406 toneladas. Este logro representa un notable incremento del 566% en valor y del 339% en volumen en comparación con el mismo periodo del año anterior.
Camposol emerge como la empresa líder en exportaciones de este producto con una participación del 60% del total. North Valley es el segundo en este ranking con un 14%. En tercer lugar, se ubicó Titan Fruit Import & Export S.A.C. con un 8%.
Actualmente, los principales destinos son los Países Bajos, España y Francia, concentrando en conjunto el 97% de los envíos, en estos mercados la fruta es valorada por su calidad y sabor exótico.
Este millón de dólares en exportaciones simboliza no solo un éxito comercial, sino también un motivo para celebrar el avance y potencial de la pitahaya peruana en el mercado global.
Perspectivas Futuras
El cultivo y las exportaciones de pitahaya en Perú presentan un panorama prometedor. Se espera que la producción continúe creciendo en los próximos años, impulsada por la expansión de las áreas de cultivo y la mejora de las técnicas de producción. Además, la diversificación de los mercados de destino y el desarrollo de nuevos productos a base de pitahaya podrían generar nuevas oportunidades de negocio.
Sin embargo, también existen desafíos que deben ser abordados, como la necesidad de mejorar la infraestructura de transporte y almacenamiento, fortalecer la asociatividad entre los productores y promover la investigación y el desarrollo de nuevas variedades.
En conclusión, el cultivo y las exportaciones de pitahaya en Perú han experimentado una notable evolución en las últimas décadas, pasando de ser un cultivo de subsistencia en la selva a convertirse en un producto de exportación con gran potencial. Su adaptabilidad, calidad y creciente demanda internacional auguran un futuro prometedor para esta fruta exótica, consolidando su posición como un cultivo estratégico para el desarrollo agrícola y económico del país.
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