La producción mundial de cereza ha mantenido una trayectoria ascendente en los últimos diez años, impulsada por los principales productores, Turquía, Chile y Estados Unidos, y por el crecimiento del consumo en regiones como Asia-Pacífico, con China como principal motor de demanda. Este comportamiento responde al aumento del poder adquisitivo, la expansión urbana y una mayor preferencia por alimentos frescos y saludables.
En respuesta a esta dinámica, los países productores de cereza han incorporado tecnologías como el riego automatizado y la agricultura de precisión, que han permitido mejorar la eficiencia operativa y la calidad del fruto. Al mismo tiempo, la apertura de nuevos mercados han ampliado las oportunidades de exportación para actores clave como Estados Unidos, Turquía y España.
Sin embargo, el cambio climático plantea retos crecientes. Ante fenómenos extremos como heladas, lluvias intensas y variabilidad estacional, los productores están invirtiendo en infraestructura y prácticas sostenibles para asegurar la continuidad del suministro. En este escenario, la capacidad de adaptación, la diversificación de variedades y una gestión eficiente serán fundamentales para sostener el crecimiento del sector.
Principales países productores de cereza
- Turquía: Liderazgo productivo con desafíos estructurales
Turquía mantuvo en 2023 su liderazgo mundial con una producción de 737 mil toneladas, respaldada por condiciones agroclimáticas favorables y una geografía diversa que prolonga la temporada de cosecha. Regiones como Anatolia Central y la costa del Egeo ofrecen inviernos fríos y veranos secos, ideales para variedades como la ‘0900 Ziraat’. Su cercanía a Europa y Rusia, junto con costos competitivos, refuerzan su rol exportador, mientras que Asia, especialmente China, surge como un mercado en expansión.
A pesar de sus ventajas naturales, el país enfrenta limitaciones estructurales, como la fragmentación productiva, escasa modernización y deficiencias en almacenamiento. Además, la competencia europea, la volatilidad de precios y los efectos del cambio climático representan riesgos para su crecimiento sostenido.
- Chile:
Con una producción de 465 mil toneladas, Chile se consolidó como el segundo productor de cereza y principal exportador mundial en 2023. Su éxito radica en un modelo agrícola enfocado en la calidad: uso de mallas y cubiertas protectoras, manejo eficiente del agua y tecnologías postcosecha avanzadas.
El país ha desarrollado una infraestructura logística de primer nivel, con centros de empaque modernos y envíos aéreos chárter que aseguran la llegada oportuna al mercado chino durante el Año Nuevo Lunar. Este enfoque estratégico ha fortalecido su relación comercial con China, que continúa siendo su destino clave. La disponibilidad de capital y la inversión continua en innovación auguran una expansión sostenida de su liderazgo global.
Desafíos en la industria de cerezas chilenas de exportación
El fuerte aumento de los volúmenes exportados generó una sobreoferta que redujo precios y rentabilidad. Aunque la fruta conserva su calidad, la demanda no creció al mismo ritmo, lo que ha llevado a los exportadores a buscar nuevos mercados fuera de China, especialmente en Asia, Europa y América Latina. El reto no solo es diversificar destinos, sino también fortalecer la imagen de la cereza chilena mediante marketing estratégico y mejoras constantes en la calidad.
A ello se suman los problemas logísticos, como demoras en el transporte marítimo, errores en la cadena de frío y una gestión ineficiente de inventarios, que afectan la frescura y el valor final del producto. La industria necesita modernizar su logística con monitoreo en tiempo real y mejor coordinación entre actores para mantener su competitividad en los mercados internacionales.
- Estados Unidos:
Estados Unidos ocupó el tercer lugar con 321 mil toneladas en 2023. La producción se concentra en el oeste del país, Washington, Oregón y California, donde los climas mediterráneos y templados permiten el desarrollo de frutos grandes, firmes y de excelente coloración.
El año fue particularmente favorable, con temperaturas que propiciaron una maduración pareja y una amplia ventana de cosecha gracias a la diversidad varietal. La combinación de manejo técnico avanzado y condiciones naturales óptimas mantiene a Estados Unidos como un competidor sólido en el mercado premium de cerezas.
- Uzbekistán:
Uzbekistán alcanzó en 2023 una producción de 219 mil toneladas, ubicándose como el cuarto mayor productor mundial. El cultivo prospera en zonas de valle y piedemonte, donde los inviernos fríos y la disponibilidad de agua favorecen su desarrollo. En los últimos años, el país ha incrementado sus inversiones en infraestructura agrícola y tecnologías de producción, lo que ha elevado notablemente sus rendimientos.
El fortalecimiento de cadenas de frío y la mejora logística son prioridades nacionales para ampliar su presencia en mercados de Asia, especialmente China e India, donde la demanda de cerezas frescas sigue creciendo de forma acelerada.
- Irán:
En 2023, Irán se posicionó como el quinto productor mundial de cerezas, alcanzando una cosecha de 145 mil toneladas. Su larga tradición agrícola, junto con una notable diversidad climática y suelos fértiles, le permite cultivar una amplia gama de variedades que responden tanto a las preferencias locales como a los estándares internacionales.
Aunque el país mantiene una oferta competitiva en términos de calidad y disponibilidad, enfrenta limitaciones en infraestructura y logística que restringen el alcance de sus exportaciones.
Otros países productores de cereza
Grecia, España e Italia completaron el ranking mundial con 114 mil, 104 mil y 88 mil toneladas respectivamente. Estos países mediterráneos cuentan con condiciones favorables, inviernos fríos y primaveras estables, que garantizan una fruta de buena calidad.
No obstante, el clima mediterráneo también presenta riesgos recurrentes, como heladas tardías y lluvias durante la cosecha, que pueden provocar el rajado del fruto y reducir su valor comercial. Frente a ello, la innovación agronómica y la gestión del riesgo climático resultan esenciales para mantener su competitividad.









